UN TROZO DE HISTORIA:

Las andanzas del capuchino Guido de Ramberga.

 

En el año 1926, Guido de Ramberga, Prefecto apostólico de la Araucanía, a quién el Papa Pío XI le confió la dirección de las Misiones de la Araucanía,  tomando una posición paternalista y usando a algunos ilusos “domesticados” por medio de la fé católica, pretende erigirse en vocero del pueblo mapuche, creando una organización autodenominada “Unión Araucana”.

El primer parlamento de la “Unión Araucana”, presidido por Antonio Chihuailaf, y con Guido de Ramberga como Director General (¿?), Antonio Cofián como Secretario General, Francisco Manquel como Tesorero General y Francisco Cheuquelaf como Consejero General, se realizó en Quecherehue, en abril de 1926 y contó con la asistencia de más o menos 100 mapuches (esto no quiere decir que los 100 mapuches estaban “domesticados” por la fé, como se pudo constatar posteriormente).

De entre las conclusiones que los capuchinos lograron imponer en este primer parlamento, se destaca “...prohibir el ejercicio de las antiguas, paganas y supersticiosas costumbres indígenas, como el machitún, rehuetún, nguillatún y otros que suelen celebrarse con grandes excesos. Aunque respetuosos de las ideas de nuestros antepasados, comprendemos que el ejercicio actual de estas costumbres es más bien un retroceso en la civilización, por cuyo motivo pedimos su abolición” (Diario Austral 26/04/1926).

Después de varios parlamentos en donde los capuchinos pretenden transformarse en los verdaderos conductores del pueblo mapuche, merece mencionarse el IV Parlamento de la “Unión Araucana”, celebrado en San José de la Mariquina, en donde en una de sus resoluciones encontramos: “ oposición a la celebración de nguillatunes “bárbaros” favorecimiento de la práctica del “nguillatún-misa” (inventado por los capuchinos, siguiendo la evidente y descarnada línea de destrucción de la moral mapuche).

 

Sin embargo, como la verdad tarda pero llega, después del V Parlamento de la “Unión Araucana”, Las críticas de la gestión de los capuchinos surgen de las filas de su propia organización y corresponden a Antonio Chihuailaf y Andrés Chihuailaf, quienes se dieron cuenta de que estaban siendo utilizados en la destrucción de su pueblo. Esto es, criticaron abiertamente:  el hecho de que el Obispo Ramberga se autodesignara como representante de los mapuches y la orientación de la educación en las escuelas misionales. Los dirigentes ya mencionados, en una asamblea efectuada el 18 de Septiembre de 1930, en Quecherehue, resolvieron disolver la “Unión Araucana”: “... los reunidos, de común acuerdo, aprobaron: que lamentan y condenan la actitud asumida por los reverendos padres misioneros y muy especialmente la del Obispo Guido Beck de Ramberga. Que para evitar futuras dificultades en contra de la institución, las que podrán ser calumniosas, se acordó, y por la unanimidad de los asistentes, disolver la “Sociedad Unión Araucana” y enviar en su oportunidad nota al señor Ministro de Justicia y autoridades que se estime conveniente”. (El Heraldo del Sur. 7/05/1930).

  El 23 de abril, en una carta a la prensa, los líderes de la Unión Araucana explicaron sus juicios a la obra educacional de los capuchinos: “... el descontento que tiene la raza por la forma en que es atendida por los señores misioneros, que se dicen educadores de verdaderos araucanos y nos sorprende que en los internados se encuentran recluídos apenas 50 mapuchitos siendo tres partes más no indígenas. Hay que tomar en cuenta que de estos alumnos en general pagan al año la cantidad de $100 a $200 por su estada en el establecimiento y los padres de estos niños que no cuentan con estos dineros para pagar, se ven obligados a dedicar a sus niños al cuidado de ovejas en el campo, por carecer de fondos para que puedan ingresar a los internados en cuestión”. Más adelante señalaron: “¿Dónde están los profesionales salidos de estos establecimientos y que hayan sido dirigidos por los señores Misioneros a seguir sus estudios en las universidades y más tarde graduados de abogados, doctores, profesores, etc.? ” .(El Heraldo del Sur. 25/04/1930).

Para los dirigentes mapuches quedaba claro que el objetivo perseguido por los capuchinos no era precisamente educar a los mapuches sino “ablandarlos y convertirlos a la fé católica”. Instruirlos para que les besen las manos y les sirvan...

En mayo la Sociedad Moderna Araucanía exigió a los padres capuchinos la devolución de la escuela de Quecherehue ante la Intendencia de Cautín. Días después un nuevo artículo en la prensa reanudó la impugnación a los sacerdotes: “...los Misioneras Capuchinos, dirigidos por el señor Obispo Guido Beck de Ramberga, que no hacen otra cosa que engañar al pueblo y más aún al gobierno. Se les destinan sumas fabulosas para educar al indígena y esto, como decimos, es un absurdo, pues como que con pruebas palpables podemos afirmar que es completamente falsa la acción que con tanta pompa y vanidad se atribuyen los Reverendos Capuchinos... Ellos cuentan con 21 internados Araucanos; ahora decimos nosotros: ¿cuántos indígenas tienen en sus 21 internados? ¿No es un engaño que se pretenda así mistificar la opinión pública? Nosotros, como verdaderos araucanos y chilenos, venimos en hacer nuestra más enérgica protesta y pedir que se tome en cuenta que la Raza Araucana no pasa por los absurdos e ignorancia de esos Reverendos Misioneros, que no son sino comerciantes en la vida diaria...  Ahí tenemos a nuestros diputados Manuel Manquilef, Francisco Melivilu, elementos cooperadores del gobierno y de su raza como Antonio Chihuailaf, Arturo Huenchullán y Manuel Aburto Panguilef, todos ellos personas preparadas y que no les cosnviene a esos señores Misioneros Capuchinos, porque muchos de ellos, harían obra más efectiva y eficaz”. (El Heraldo del Sur. 9/05/1930).

La respuesta de Guido de Ramberga no se hizo esperar, “...Oís, jóvenes indígenas? Mediocre quedará el país y nuestro pueblo si nos empeñamos en fabricar bachilleres, abogados y profesores. Mediocre. Lo que vosotros tanto teméis. De nada os sirve tener cierto número de abogados y profesores, de cualidades tal vez medianas, si el resto del pueblo queda en la ignorancia. Lo que debemos hacer es poner la base. Fundar el mayor número de escuelas primarias como tanto lo desea Su Excelencia, para que sean los conocimientos que proporciona la educación primaria  Patrimonio del pueblo araucano. Entonces surge y sube la raza sola. Si no, quedará siempre mediocre y se derrumba. A jóvenes muy talentosos hemos protegido y protegeremos siempre... Convenceos de estos principios y hechos, jóvenes araucanos, que con noble empeño queréis levantar vuestra raza, y no maldigáis, ni calumniéis, donde debéis bendecir y agradecer”. (El Heraldo del Sur. 21/05/1930 y Diario Austral. 21/05/1930).   

Queda claro entonces el propósito de Guido de Ramberga: La raza mapuche no necesita de  “cierto número de abogados y profesores, de cualidades medianas”... Ni qué decir de “cualidades excepcionales”.... Obviamente serían líderes de su pueblo, como quedara posteriormente demostrado. Sólo se necesitan “corderos” adoctrinados en la fé y que sepan leer y escribir.

 

(Este texto es parte del libro: “Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches (1900 – 1970)”. Autores: Rolf Foerster y Sonia Montecino. 1a Edición, noviembre de 1988. Impreso por Arancibia Hnos. y Cía Ltda. Santiago, Chile.).         

Nota: Debemos cuidarnos de todos aquellos que con discursos extraños han pretendido y pretenden eliminar las raices de nuestra cultura. NOSOTROS DEBEMOS CUIDAR DICHAS RAICES PARA QUE NUESTRA CULTURA NO SE MUERA. La Historia que se escribe y documenta es "PARA NO OLVIDAR".  

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